Entre las páginas de aquel libro hallé la primera flor que tu me regalaste.
Y entre sus líneas se fue dibujando lentamente tu sonrisa.
Cuanto tiempo ha pasado, cuantas horas separados desde aquel primer beso que nos unió y al mismo tiempo nos separó.
Las hojas se pierden en la calzada. Es otoño, y la ciudad se viste de dorado. Y el recuerdo de tu amor viste mi mirada perdida entre los niños jugando en el parque.
Palabras que volaron hacia el sol, tan hermosas y tan vacías, que siento que ya nada me pertenece ni pertenezco a nadie.
22 noviembre, 2006
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